Moiselis Méndez | LA PRENSA DE LARA.- Vecinos de La Carucieña, al oeste de Barquisimeto cumplen once años batallando contra la contaminación y podredumbre que ocasiona un bote de aguas negras ubicado en el sector IV, problemática que se replica en otros sectores y que incluso se extiende hasta llegar al sector 12 de octubre.
Roger Morales, uno de los afectados, asegura que han perdido la cuenta de las constantes denuncias que han hecho a autoridades de gobernación y alcaldía que si bien se han acercado a la comunidad, no brindan una solución eficaz, pues a pesar que han hecho «uno que otro arreglito, lo dejan peor».
Han tenido que sobrellevar esta situación por sí solos, lo que significó también la tarea de autogestión por parte de la misma comunidad, quienes recientemente se armaron de valor y se «metieron» a arreglar las cloacas, a penas con botas de plástico y alguna mínima protección, ya que no tienen los insumos necesarios para esta tarea, pero hartos del mal olor lograron destapar la cañería y sacar los escombros que impedían el paso de las aguas residuales.
Trabajo que se vio debilitado por el paso de las lluvias que desbordaron nuevamente las aguas negras. Morales denunció además que son dos las tanquillas colapsadas actualmente.
«Arreglan una parte y se desborda en otra», afirma Morales, pues la problemática puede extenderse en toda la comunidad (más drásticamente en los sectores II y IV de La Carucieña) pero por la presión de las mismas cloacas, hace que se «tranque» o desborde en otros extremos.
Brote de enfermedades
«Hay dos niños enfermos por la misma cuestión», dijo con preocupación Morales, al advertir de una posible epidemia por el criadero de mosquitos y zancudos que representa la acumulación de aguas residuales.
De los casos, uno es un niño de año y medio y otro de 3 años de edad quienes presentan síntomas de vómito, malestar, dolor de estómago, diarrea, entre otros.
A punta de cepillo y cloro
«Vivimos echando cepillo y cloro en la casa», dice Morales al contar que es la única manera de deshacerse de los olores putrefactos.
El llamado es para que los entes gubernamentales brinden una solución rápida y oportuna, «ahí vinieron, redujeron un tubo y quedo peor, es un trabajo muy mal hecho» dijo con indignación, ya que la comunidad merece una garantía para la salubridad y más ante la actual pandemia.