Víctor Rodríguez | LA PRENSA DE LARA.- Pasan los días y la incertidumbre crece alrededor del Deportivo Lara, el que apunta a una dolorosa desaparición debido a las grandes deudas que siguen vigentes y porque no llega una inyección financiera que solvente parte de los problemas y que siga habiendo fútbol profesional en Barquisimeto.
Durante el fin de semana, varios jugadores y parte del cuerpo técnico a través de las redes sociales publicaron una despedida de la institución y estarían con nuevos horizontes en los próximos meses, se van con la frente en alto luego de haber luchado hasta el final, con la esperanza de buenas noticias que nunca terminaron de llegar.
«Hoy de manera muy dolorosa me toca despedirme de esta maravillosa institución, el Deportivo Lara, pero con la certeza de haber luchando hasta el final. No me queda más que agradecer a cada persona que luchó incansablemente para que el equipo saliera adelante», manifestó Jesús Ortiz, el encargado de tomar el mando del equipo y que evitó el descenso (deportivo) la temporada pasada y en medio de la crisis administrativa.
La semana pasada, Ortiz estuvo junto con la barra «Huracán Rojinegro» en el estadio Farid Richa apoyando la causa de la fanaticada que durante varios días se reunió para alzar la voz y que les dieran una respuesta de lo que iba a pasar con el equipo, cosa que no ha llegado todavía.
La deuda sobrepasa el millón de dólares, según distintos periodistas que han seguido de cerca la actualidad del club; sin embargo, la cifra exacta no se ha dado a conocer, ya que no solamente a jugadores y cuerpo técnico se les adeuda, sino también a todo el personal que ha hecho vida con la institución, incluso a empresas externas al club como proveedores, hoteles, agencias de viajes y hasta emisoras de radio que transmitieron los juegos del añ;o pasado.
El principal señ;alado como culpable es Khalil Yusef, quien hasta hace unos días fue presidente antes de apartarse del cargo tras reuniones con el gobernador, Adolfo Pereira. Se apartó y dejó una deuda incalculable, a la espera de nuevos inversores que al parecer han huido una y otra vez, presuntamente, debido a la exorbitante cantidad de dinero que deberían desembolsar.
