Isabella Delgado | La Prensa.- El año escolar 2015-2016 salió eximido en conflictividad e irregularidades. La crisis alimentaria, la protesta magisterial y la inseguridad marcaron el periodo y pusieron a tambalear la calidad de la enseñanza.
Luis Arroyo, presidente del Colegio de Profesores de Lara, y Manuel Galindez, presidente de Federación Nacional de Trabajadores de la Educación (Fenatev) en Lara, califican el periodo como catastrófico, traumático y sin precedentes.
Una de las razones es que la escasez de alimentos obligó a padres a comenzar a llevarse a sus hijos a hacer colas en los comercios en horario escolar. En Lara no hay cifras oficiales sobre el ausentismo escolar. El único referente es un estudio hecho por la Dirección de Educación de Miranda, en el que se proyectó que en todo el país cerca de 230 mil alumnos entre cuarto y sexto grado faltan al menos una vez a la semana a clases para acompañar a sus padres a hacer cola, reseñó El Nacional el 29 de febrero. Mirna Víes, jefa de la Zona Educativa (ZE), admitió el 11 de marzo la práctica.
La falta de alimentos también tocó las cocinas y comedores escolares. El Sistema de Alimentación Escolar (SAE), antiguo PAE, falló durante todo el año. En noviembre de 2015, Saúl Osio, coordinador de la Corporación de Alimentación Escolar, junto a Vies, explicaron que las 600 escuelas de la zona metropolitana que deben ser abastecidas por Pdval sufrieron por las fallas de inventario del comercio y aseguraron que las entregas de alimentos se regularizarían.
En otras dos oportunidades (21 de enero y el 2 de marzo ) admitieron fallas y aseguraron que serían arregladas, pero las irregularidades persistieron. Finalmente el 24 de mayo Vies aseguró que estaban trabajando para hacer correcciones para el próximo año escolar.
“También hubo mucho ausentismo por no haber PAE. Al no haber comida en la escuela los padres preferían no mandarlos. Los muchachos se desmayaban por lo tener qué comer”, destacó Galindez. La Prensa confirmó que en cinco instituciones se registraron desmayos y mareos en alumnos que tenían entre 12 y 24 horas sin ingerir alimentos.
También perdieron clases durante los 14 días no laborables declarados por el Gobierno nacional durante el año escolar con motivo de las elecciones parlamentarias del 6 de diciembre y el plan de ahorro energético. Representantes, docentes y estudiantes advirtieron y luego reclamaron que la suspensión conllevó retrasos y acumulación de asignaciones en la comunidad estudiantil. Galindez acotó que la crisis económica obligó a muchos liceistas a dejar las aulas trabajar y ayudar a sus familias.
Lucha gremial
En todo el año escolar los docentes y estadales como nacionales salieron a la calle en 19 ocasiones para exigir reivindicaciones salariales.Pese a que las organizaciones de trabajadores de la educación nacionales exigieron elevar su salario a 2,5 salarios mínimos, para que sus sueldos no se los comiera la inflación, el Gobierno nacional aprobó el 29 de marzo un aumento de 88% fraccionado para 2016 con la firma de la contratación única de los trabajadores de la educación. En el plano estadal, el magisterio exigió la discusión y firma de la séptima contratación colectiva, que tiene tres años de retraso.
Robos a todo dar
La inseguridad es otro de los aspectos que marcó el año escolar. Según cifras de la Fenatev, al menos 90% de las 2 mil 440 escuelas (con sus respectivos núcleos) fueron objeto de hurtos o atracos; de acuerdo a las de la ZE 237 escuelas fueron asaltadas.
La comida de los comedores y las Canaimitas fueron el blanco de los ladrones. La ZE denunció los casos frente al Cicpc y planean patrullar las instituciones en vacaciones para evitar más robos.
La irregularidades del periodo preocupan al gremio docente. “¿Cómo van a salir preparados los muchachos? La calidad educativa está en total retroceso”, sentenció Arroyo.