lunes, 23 diciembre 2024
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Con estrategias lúdicas buscan frenar uso excesivo de tecnología

En los planteles educativos se unen a esta preocupación de que el niñ;o no salte etapas de su infancia y reconozca los juegos tradicionales

Guiomar López | LA PRENSA DE LARA. – El uso excesivo de las nuevas tecnologías que termina en adicción a las pantallas en los niños, es un problema que docentes y padres aspiran contrarrestar con juegos tradicionales y demás estrategias lúdicas. A través de asignaciones escolares, empiezan a vincularse con esta alternativa que permite ganar creatividad, socializar y vincularse en grupo o en familia, trabajar la motricidad al elaborar juguetes como el papagayo, aprender a manejar frustraciones y fomentar el pensamiento e inteligencia.

Los padres entienden lo grave de facilitar un teléfono celular o tablet para «tranquilizar» a un niño, porque efectivamente se quedará en una especie de hipnosis de un mundo aislado y de exceso de contenido, sin la orientación oportuna. Tienen una variedad de opciones para desarrollar la plástica, con llamativos colores que incentivan el desarrollo habilidades para dibujar y pintar. Además de otras alternativas para moldear con plastilina para despertar inquietudes artísticas en los niños.

En un plantel educativo se unen a esta preocupación de que el niño no salte etapas de su infancia y reconozca los juegos tradicionales, que no están obsoletos y colman de calor humano a pequeños y grandes. Según la profesora Merarí Escalona, subdirectora pedagógica del colegio Juan XXIII de Fe y Alegría, los llevan a la esencia del disfrutar, a partir de la elaboración de juguetes con ayuda de sus padres y gozar el contacto con la tierra mientras juegan una partida de metras, relajarse al enrollar un yoyo e intentar mantenerlo girando por más tiempo y la concentración para lograr que «baile» en la planta de la mano. Otro opción es asumir el reto de la perinola y repetir hasta lograr ensartarla.

Es un ganar ganar, porque los niños reconocen las tradiciones y las ingenian para elaborar juguetes con material de reciclaje. El doble aprendizaje es destacado por la docente Claudianny Álvarez, del colegio experimental Andrés Eloy Blanco, por el doble valor de lo hecho a mano, tal como sucede con el papagayo y como se emocionan para hacerlo volar y que alcance hasta lo más alto. «Lo más grandioso es la compenetración con los padres y el compartir en un paseo familiar», recalca.

La motricidad es una de las grandes ventajas del papagayo, porque se disfruta a partir del ensayo y error para lograr elaborarlo tan liviano como resistente. Se alegran y se les despiertan sensaciones, incluso con la intuición de aprovechar la brisa. Eso no tiene comparación, a un niño que suele estar esclavizado a la pantalla y ni siquiera se fije en la cantidad de horas, manteniéndose aislado sólo con las redes sociales o videojuegos.

Para el profesor Jorge Castillo del colegio Galileo Galilei, los juegos tradicionales son de gran valor recreativo y también les gusta el ajedrez. Se concentran y aprenden la función de cada pieza, su ubicación en el tablero y se familiarizan rápido con aquellas de desplazamientos diferentes. «Piensan cada jugada y eso es lo que importa», señala de este ejercicio de pensamiento. Les gusta tanto que terminan ganándole a sus padres.

 

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