«Gracias Domingo Sánchez por favor concedido», es la frase que se repite una y otra vez en las cientos de placas que se encuentran guindadas en la capilla del kilómetro 77 de la carretera vieja Barquisimeto-Carora, sector conocido como Puente Torres, cerca de las recordadas curvas de San Pablo, donde murió en un accidente de tránsito Domingo Antonio Sánchez, el 19 de septiembre de 1954, cuando llevaba cervezas desde la ciudad de Barquisimeto hasta el estado Zulia.
Domingo Antonio Sánchez era mecánico y gandolero de la Cervecería Zulia. Nació en Quíbor, en el municipio Jiménez, el 24 de diciembre de 1917, al fallecer dejó a su esposa sola con cuatro hijos. En esos días había estado muy alegre porque tenía dos meses trabajando, era un hombre muy responsable y puntual, por eso la mañana de aquel fatídico día estaba de afán por llegar a tiempo y quedar bien con la entrega. Salió temprano, pero su camión 650 se volcó en la curva de Puente Torres.
Según devotos, Sánchez agonizando y en medio del dolor que le causaban las quemaduras del incendio de su vehículo, dijo «todo conductor que tenga fe en mí yo le cuidaré, y más aún en casos de accidente», es por ello que sus principales seguidores son choferes que trabajan manejando por el país y le piden protección. Luego de tantos años sus creyentes han aumentado y con ellos las creencias, ya no sólo le piden que los cuide en la carretera ni a sus vehículos, al ánima de Sánchez también le piden que los ayude a tener una vivienda, salud, prosperidad, a comprar un carro bueno y barato, o cualquier necesidad que las personas tengan.
En los tres espacios o pequeños salones de la capilla que resguardan las ofrendas por los favores concedidos de Sánchez, sus seguidores hacen rituales encienden velas, fuman tabaco, rezan, oran y hasta colocan una cerveza para recoger la bebida que otro creyente deja, con la intención de que sea bendecida por el ánima y rociarla al carro para su protección.
Pedro Pinto, cuidador de la capilla, recuerda que hace unos 10 años llegó un señor desde Barquisimeto y le dijo que si el ánima le concedía el favor de que le pagaran un dinero, él regresaría para construirle una mejor capilla, pues la que tenía estaba deteriorada.
Y así fue, Pinto se encontraba en Carora haciendo una diligencia, recibió la llamada para decirle que ya le habían pagado su dinero, en menos de 15 días. Así que fue a comprar los materiales de construcción y cumplir con la promesa de levantar el recinto donde en la actualidad se hacen las ofrendas.
Como estas, muchas historias cuentan favores concedidos, pero hay quienes sin pedir agradecen a Sánchez, tal es el caso de Dionisio Pineda, un chofer con casi 15 años recorriendo las carreteras desde Barquisimeto hasta Carora en la Línea Tocar 109.
Pineda asegura que un día a eso de las 7:00 de la mañana iba a buscar a unos pasajeros en Arenales, pues lo esperaban para ir al río, y en la vía un señor le dice que si lo puede llevar a Arenales, a lo que el chofer accedió, y mientras Pineda seguía pendiente de la ruta, el pasajero le dijo «mejor vete por la otra vía, el camino es más seguro, por allí encontrarás dos obstáculos, pero los vas a pasar sin problema», y así fue. Sin darse cuenta el señor que lo acompañó ya no estaba. Pineda nunca supo ni dónde ni cómo se bajó, explica que no le dio miedo y está seguro que fue el ánima de Domingo Sánchez que lo guio y cuidó. Desde entonces, nunca le falta una estampita de él en su cartera o en sus carros.