Willian Croes | La Prensa.- El desabastecimiento de alimentos y la represión de los cuerpos de seguridad del Estado son una especie de cóctel nocivo que se conjugan en la cotidianidad venezolana que ha pasado de la crisis a la emergencia alimentaria, así lo expresa el sociólogo Nelson Fréitez.
Lara ha sido escenario de hechos irregulares en el último mes. Han aumentado los detenidos en las colas, organizaciones contabilizan más de 100 personas con procedimiento abierto, además de los intentos de saqueo de los tres camiones en la Circunvalación Norte y los saqueos en el galpón de Quíbor y del camión en Mercabar.
“Se ha limitado aún más el acceso de los ciudadanos a los productos básicos y alimentos, además de que la oferta es bastante reducida”, expresa Fréitez, quien en su análisis de los últimos acontecimientos en Lara y a nivel nacional estima un aumento en la conflictividad social debido a los altos niveles de angustia y ansiedad de los ciudadanos.
Según cifras del Observatorio Venezolano de Violencia los saqueos han aumentado de manera considerable. El más reciente estudio señala que en los primeros cinco meses del 2015 ocurrieron 83 acontecimientos, mientras que este año se registran 125.
Fréitez asegura que estos brotes de la sociedad que se traducen en protestas y saqueos son totalmente espontáneos. Y que se seguirán recrudeciendo y tomando otros matices mientras el Estado siga tomando medidas de represión y no asumiendo políticas acertadas en la distribución de alimentos.
Venezuela pasó ya la situación de crisis, y ahora debido al empeoramiento de la escasez alimentaria pasó al escalafón de emergencia.