Guiomar López | LA PRENSA DE LARA.- Lo positivo de este 2023 es el plan unitario de lucha de los trabajadores venezolanos, quienes insisten en reclamar salarios indexados al costo de la canasta básica y así poder cubrir sus necesidades. «El hambre no tiene plazo de espera«, fue una de las frases contundentes de Ana Rosa Contreras, presidenta del Colegio de Enfermeras de Distrito Capital durante un análisis del Observatorio Social Humanitario (OSH).
Según Contreras, la clase trabajadora se mantiene en extrema pobreza e imploran que los salarios permitan cubrir la canasta básica, la cual se aproxima a los mil dólares, de acuerdo con estimaciones del Centro de Documentación y Análisis Social de la Federación Venezolana de Maestros (Cendas-FVM). «Una situación más difícil para los jubilados que han caído en una suerte de exterminio«, precisa al considerar fallido ese bono de Bs. 10 mil, además del salario en Bs. 130 que equivalía a $30 y se ubica en $5.5.
Aplaude que los sectores se han unido a la protesta iniciada por los docentes el 09 de enero por un ingreso suficiente para la canasta básica, permitir las actualizaciones de contrataciones colectivas, derogar el instructivo Onapre que los afectó en 80%, cese del patrón de hostigamiento y libertad de los presos políticos.
Rechaza la pretensión de un salario de emergencia, así como bonos que no representan beneficios laborales. «Vemos un balance positivo que el salario tenga un valor nominal, que deje de ser para sobrevivir«, precisa.
Se trata de un pliego de peticiones de trabajadores que entienden la necesidad de lucha, pese a las expectativas de la revisión en la reunión con representantes de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), que se limitó a una mesa técnica para analizar los mecanismos para fijar un salario suficiente. Mientras los venezolanos no pueden seguir esperando, cuando la necesidad inmediata es alimentación.
