lunes, 23 diciembre 2024
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Violencia contra la mujer se disparó durante la pandemia

Jennifer Orozco | LA PRENSA DE LARA.- Quedaron atrapadas con el enemigo. Durante la pandemia por COVID-19 más de 170 denuncias sobre violencia contra la mujer, han sido atendidas en Lara por cuerpos policiales y ONG, una cifra que representa un aumento del 531% en comparación al mismo período (marzo-noviembre) del año pasado, cuando se atendieron sólo 32 víctimas.

Para Emilyn Piña, abogada y directora de la fundación «Mujer tu voz tiene poder«, las mujeres durante la cuarentena «duermen con el enemigo» pues la violencia reportada viene de la mano de parejas, exparejas, familiares e incluso vecinos, quienes se ven envueltos en una espiral que comienza con gritos, pasando a empujones, golpes y por último la muerte de la víctima. Señala que la preocupación se incrementa porque la mayoría de las mujeres hacen el reporte, pero a los pocos días la retiran y regresan a convivir con su agresor.

«En la fundación, el año pasado, atendíamos al mes entre 4 y 5 mujeres víctimas de violencia, pero a partir de marzo, esas cifras fueron aumentando y hasta octubre se contabilizaban 170 mujeres víctimas de violencia. A ellas se les ha dado orientación y asesoramiento jurídico, así como asesoría psicológica en conjunto con Alaplaf», asegura Piña.

Aunque las ONG y cuerpos policiales registran casos de violencia extrema que terminan en sangre, la mayoría de los casos refiere violencia doméstica, que implica acoso, hostigamiento, maltrato verbal, amenazas de muerte y golpes.

No sólo esta fundación es la receptora de denuncias, pues una fuente de Iremujer en Lara asegura que reciben a diario 9 llamadas de auxilio, cuyas víctimas, que en un 90% son mujeres con hijos, son golpeadas y amenazadas de muerte. También Cicpc recibe denuncias, llegan más que todo a la Delegación Municipal San Juan, donde este año, a diferencia de 2019, abundan los casos sospechosos de violencia sexual contra mujeres menores y mayores de edad, recolectando hasta ahora 5 casos denunciados y comprobados.

Las divisiones de la PNB, aseguran que de 100 llamadas recibidas de mujeres agredidas, han detenido a 35 de los victimarios, pues el resto no hace denuncias formales. Polilara sólo en octubre recibió 10 denuncias de violencia de género, todas atendidas con agresores aprehendidos. Fiscalía 28, la cual permanece abierta los 7 días y por 24 horas, recibe al menos 2 denuncias diarias de casos de violencia doméstica y obstétrica, que significa el abuso del personal de salud contra una mujer embarazada.

Algunas de las razones que explica Piña, por las cuales se genera la violencia es el encierro y las dificultades económicas de los hombres que genera estrés que no saben cómo manejar.

«Antes de la cuarentena ya los agresores tenían rasgos de violencia, pero ahora aumentan por factores estresantes, como la situación de hiperinflación, crisis económica, desempleo, la crisis humanitaria que traviesa el país. Las mujeres están viendo un cambio en su agresividad, ven que aumenta la posibilidad de ingerir licor de manera recurrente buscando vías de escape, también de consumir drogas para evadir un poco su situación económica o social, lo que desemboca en violencia bajo efectos de sustancias que alteran el organismo», revela Piña.

Con ella concuerda la psicóloga y terapeuta de violencia de género Nubia González, quien afirma que la pandemia ha traído efectos psicológicos agravantes en la población, que terminan en la violencia doméstica, y por la «sociedad y construcción patriarcal que se vive en Venezuela, es cultural que los hombres sean los maltratadores en el hogar», asegura.

La terapeuta revela que atiende tanto a mujeres maltratadas, como a hombres maltratadores, siendo un porcentaje más bajo los caballeros que asisten a la terapia. «De las 100 mujeres que denuncian, 75 buscan ayuda psicológica, aumentar su autoestima, su valor femenino, su coraje para enfrentar las situaciones que viven y la resolución de conflictos. Para los hombres es diferente, con ellos se trabaja el cambio de patrones de conducta violenta aprendida, pues ellos aseguran que su entorno cuando niños era violento y es lo que saben hacer», declara.

Piña y González concuerdan en que además de la Ley, que para ellas está muy bien redactada y es «bonita», se necesita un reglamento que refuerce lo allí descrito, además de las políticas públicas aplicadas a la violencia de género.

«De nada me sirve una Ley Orgánica de una mujer libre de violencia, tipificar los tipos de delito, pues la ley regula, pero no radica la violencia, le hace falta un reglamento conjunto que cree políticas públicas para la resolución de conflictos en las primeras edades de niños y niñas, extender a las comunidades hasta los adultos, víctimas y victimarios», explica la abogada Piña.

Una de las políticas públicas que propone Piña y que está en la ley pero no se cumple, es en la creación de refugios para las víctimas de violencia y sus hijos, pues mientras colocan la denuncia, deben estar protegidas de su agresor hasta que se complete la detención.

«En Venezuela, incluyendo Barquisimeto, existían los refugios hasta hace dos años, pero ahorita no está funcionando ninguno. Es uno de los pasos primordiales para cumplir las denuncias y evitar que la mujer vuelva a dormir con el enemigo en casa», asevera Piña.

 

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