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Edy Pérez | La Prensa.- ¡Ay, mi príncipe, mi amor, yo te decía que confiaras solamente en tu pulso, pero en más nadie!, repetía a gritos la esposa de Jesús Javier Beleño Túa (24) mientras estaba encima del cadáver.
El cuerpo sin vida yacía bocarriba a unos 30 metros de la vía de tierra de Los Axaguas, una zona boscosa que está por detrás de La Mora, en Cabudare, municipio Palavecino.
Jesús Javier residía en El Roble, al sur de Barquisimeto. Salió el viernes y se fue para Valle Campestre, un caserío que está por detrás de La Mora, en Cabudare. Ahí saludó a la hermana y estuvo un rato con ella.
Tenía que llevarle pañales a su bebé que vive con la madre, la expareja de Jesús Javier. Pero se vio con unos amigos y salió. La hermana lo empezó a llamar por teléfono cuando cayó la noche, pero el celular lo tenía apagado.
El sábado no apareció ni en su casa ni en la de la esposa, que es en El Roble y tampoco en Pílade Montezuma, en donde reside la madre de su bebé. Lo buscaron en el hospital, la Policía, por todos lados.
Fue la mañana del domingo que se empezó a escuchar el rumor de que habían dejado un cadáver por Los Axaguas, una zona montañosa cerca de Valle Campestre, así que la hermana fue a ver y lo encontró.
Estaba rodeado de curiosos y de monte. El joven trabajaba de albañilería y tenía un bebé. Hasta donde sabe la hermana, era un muchacho trabajador y tranquilo.
Vecinos de Los Axaguas piden más patrullaje policial en la zona rural porque hay muchos rateros y los azotan.